lunes, 28 de marzo de 2016

Creación del Hombre en los Mitos



La Creación del Hombre según la tradición judeo-cristiana

7 Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente”. (Gn 2, 7)

La Creación del Hombre según los Griegos

Prometeo crea al hombre, modelándolo en barro. Luego sintió pena de su creación, viéndola tiritar en las frías noches de invierno, y decidió robar el fuego de los dioses después de que Zeus no estuviese de acuerdo con su idea de ayudar a los humanos.

La Creación del Hombre según los Mayas

La historia maya de la creación de los quiché es el Popol Vuh. El hombre fue creado del fango sin mucho éxito, posteriormente se crea al hombre a partir de madera con resultados igualmente infructuosos, después de los dos fracasos se crea el hombre en un tercer intento, esta ocasión a partir del maíz y se le asignan tareas que elogiaron a dioses.

La Creación del Hombre según los Pampas

“Chachao se aburría en la eternidad del Cielo. Quiso bajar a la tierra aún anegadiza y lluviosa donde las cosas eran efímeras y mutables… Gozó el indio Viejo, que era solamente un eterno niño, ensuciándose las manos y chapoteando la tierra anegadiza; moldeó con barro figuras de fantasía y ensayó soplarlas para infundirles vida. Así fueron creados los animales... Vio su imagen reflejada en una laguna y tuvo el capricho de reproducirla en estatuillas de dos pies que vestían como él chiripá y poncho.    No eran reproducciones perfectas, pues el Viejo estaba de buen humor y solamente buscaba reírse de si mismo… Ocupado en espantar al ñandú no se dio cuenta Chachao que su hermano Gualicho había descendido a la tierra y le gastaba la broma de soplar las caricaturas bípedas acabadas de esculpir.   Se llenaron de espanto ambos hijos del Cielo cuando vieron a los objetos de barro moverse y discurrir como si fueran dioses.    Chachao escapó horrorizado por la Vía Láctea; con su cuchillo de piedra cortó el camino del Cielo para que los monstruos no subieran.   Dejó a Gualicho en la tierra en castigo de haberles infundido el aliento divino a unos grotescos y efímeros monigotes de barro… De esa travesura de un niño nacieron los hombres, híbridos de un aliento de dios en una envoltura de barro perecedero…”

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